Resulta imposible pensar dejar de pensar en un ambiente verde lleno de naturaleza al mencionar la Amazonía peruana; sin embargo, el color que viene protagonizando este lugar es el negro, debido a las cenizas y el humo de miles de plantas calcinadas. La situación de este bosque tropical es alarmante, ya que, siendo considerado el más grande del mundo, es perjudicado por la ilegal quema de terrenos dedicados al cultivo, la ganadería y la minería ilegal.
Un ejemplo de ello está en Puerto Maldonado, departamento en Madre de Dios, donde se puede encontrar cenizas donde yacen troncos calcinados como cadáveres y el mismo aire se encuentra invadido de humo donde salen restos de hojas, una situación triste de presenciar que se asemeja a un cementerio vegetal en medio de la selva peruana.
De acuerdo a lo comentado por Tatiana Espinosa, defensora ambiental y fundadora de Arbio, esta situación sería ocasionada por la toma de territorios por parte de empresas, campesinos o bandas criminales, los cuales, al formar concesiones no maderables para talar los árboles, darían piel a esta nefasta mutilación de vegetación. La especialista mencionó además que estas organizaciones proceden cortando todo lo que tienen al paso y luego, incendiando la maleza, creando focos de incendio que en cualquier momento podrían salirse de control y provocar un incendio de gran escala. Actualmente se encuentran quemando entre 5 a 10 hectáreas con el fin de “limpiar el área”.
La gran pregunta es, ¿para qué usan estos espacios vulnerados? Instalan monocultivos de papaya, maíz, palma o cacao; en otras ocasiones emplean los terrenos para que pasten famélicas vacas.
Es importante mencionar que los suelos amazónicos son muy frágiles, por lo que plantar una sola especie es catalogado «antinatural», ya que ocasionaría el empobrecimiento del suelo y en aproximadamente 3 años, se podrían destruir los ecosistemas de bosques milenarios para un beneficio cortoplacista.
«Sabemos que la mayor cantidad de deforestación en el Perú se da por la pequeña agricultura, pero antes de que ingrese la agricultura a quemar los bosques, han entrado los madereros a cortar los grandes árboles de valor comercial. Una vez que el bosque ya no tiene estos árboles, dicen que el bosque ya no tiene valor como si ya el bosque no sirviera para nada», explica Espinosa.
FUENTE: ANDINA